Rezaba yo mi rosario con especial devoción y viendo en cada misterio la vida de nuestro Dios. Tambien veía nuestra vida, porque toda nuestra vida lleva los signos de Dios. Cada hora es una cosa, cada minuto presente es un toque de atención. Podía escuchar la voz y sentir esa presencia conque habla el creador, en la realidad es difícil oír la voz del Señor en el mundo ¡hay tantos ruidos con los que apagar su voz! Pero en mi querido pueblo en el valle de Lecrín y en Talará que es mi pueblo, al igual que en otros pueblos el Señor nos habla así: El gallo suele cantar a casi todas las horas ¿y que nos recuerda el? Las campanas en los pueblos son esas voces de Dios, El que sienta la frescura del aire cuando le da. Y para que seguir mas. Quien pueda leer el libro se enterará mucho mas de como habla el señor en todas las situaciones para llamar la atención y que lo oigan los hombres.Más información: 655258292
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